Julio Cesar Burgos, de unos
50 y pico de años, ojos altones y de cabellera despeinada, se considera
tarotisa y hace años que dejo de dar clases de tarot y de parapsicología, ya
que se considera muy adelantado en el tiempo con sus conocimientos y a raíz de
esto, afirma que las personas no están preparadas para escuchar lo que él tiene
para decir.
Las consultas más frecuentes
son por amor. Antes concurrían más mujeres que hombres, hoy en día esto se ha
homogeneizado. “Años atrás la curiosidad era lo que acercaba a las personas a
consultar, y hoy en día es la necesidad” cuenta. El costo de las consultas es
de $70, él elige cobrar este monto ya que la mayoría de los concurrentes son
estudiantes universitarios.
Es un escéptico de los
milagros y de que la gente viene al mundo con un don dado, pero si cree que
algunos tienen más predisposición que otros para poder desarrollarse en las
artes místicas. Considera de gran importancia el inconsciente de las personas,
y esto lo toma de Carlos Gustavo Jung, figura clave en la etapa inicial del
psicoanálisis, quien es su referente. “Desde que el hombre es hombre tiene su
manifestación en el consiente, inconsciente personal e inconsciente colectivo”
asegura.
Actualmente se dedica a la
lectura de las cartas, principalmente al tarot egipcio, practicado en
Europa y uno de los más antiguos, y al marsellés. Afirma que si bien
existen muchos tipos de tarot, estos son dos de los más comerciales.
Julio forma parte de un grupo
de personas encargadas del estudio de fenómenos paranormales, producidos por
los ovnis y sus mascotas. Él está convencido de que ellos existen. Pie grande,
el chupa cabras y el hombre polilla son algunas de las mascotas a las que él se
refiere; “¿por qué no pensar que esos mismos animales fueron o son mascotas de
algo y están por ahí?” “Son mascotas extraterrestres que se han escapado y que
no pertenecen a este planeta porque aun no se han reproducido”.
Por otro lado, 20 años atrás
daba clases en “El hotel de rey” sobre sus conocimientos cuando todavía la
parapsicología estaba en pañales.
Al preguntarle si el tarot
estaba relacionado con la religión, respondió de manera enfática que no. Si
bien es creyente y dice tenerle miedo a Dios, habla de que el mismo convive en
todos nosotros ya que es imposible que haya un ser humano sin espíritu.
Atiende en el subsuelo de la
galería San Martin de la Ciudad de La Plata, y su espacio está cubierto con
cortinas lo que genera misterio sobre lo que pasa adentro de él.
Florencia López Borán
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