jueves, 24 de octubre de 2013

Canta y encanta


Lo primero que hizo fue estudiar abogacía, siempre en la búsqueda de “lo que hace mover al mundo” Claudia se inclinó a la espiritualidad.  Para ella fue difícil asumir el don que la vida le dio, desde los once años que lo siente.
Escritora, poeta y cantante, se refugia en la música y los libros. Viajante apasionada, madre de dos hijos y divorciada; a los cincuenta y pico todavía hace rituales, magia blanca, roja y verde, tira 5 tipos de tarot, lee la borra del café, no cree en el reiki y sostiene que estamos encaminados a un nuevo orden mundial.
No solo canta, enseña y toca la guitarra, sino que escribe libros de poesía bajo seudónimos. Nada vinculado a su profesión, ella es parapsicóloga y asegura ser una bruja.
Se considera la mejor de la ciudad y por eso cobra. Aunque cuando se trata de enfermedades no quiere ni un centavo. Se para del lado de la luz pero conoce muy bien la magia negra, sus trabajos cotidianos para desengualichar a las personas los realiza con manzanas y velas, siempre que predomine el amor. Pasar los límites del amor eso es magia negra.  
Claudia vivió en Brasil y Cuba allí aprendió rituales playeros y pasó los excesos, alucinó acompañada hasta llegar a otra realidad. Probó los hongos más exóticos del mundo. Drogas, alcohol y todo vale. No le tiene miedo a casi nada, solo a ella.
Además de buscar qué es lo que mueve al mundo sigue buscando que su heredero se dé cuenta o asuma los poderes que le tocaron. Ella sigue construyendo su árbol genealógico para encontrar el nudo de la herencia, a los cuarenta y cinco años se enteró que era adoptada y siempre sintió ser la preferida del círculo más íntimo. Aunque bien negrita y turca en una familia de predominio blanco y rasgos españoles disfrutó a más no poder de toda su vida.
Sale corriendo de su casa ante cualquier llamado, es la guía espiritual de muchos platenses. Vive las veinticuatro horas para esto, siente que su obligación es llevar ayuda espiritual a quien lo necesite. Hace un tiempo su guía espiritual, aquella mujer norteña que le tiraba las cartas murió. Ni loca iría a un guía platense, aunque reconoce que muere por conocer a Manuel de Gorina. En su casa habita la paz, el silencio y la buena vibra, su habitación es un mundo paralelo y allí convive el caos, el desorden y la música.
Claudia creé demasiado en la Ley de la Atracción. Está convencida, cada vez que ella y su heredero piensan algo se cumple, entonces siempre intenta tener pensamientos positivos que sean capaces de atraer solamente buenas energías. El límite sigue siendo el bien y el mal.
Claudia celebra todos los años halloween porque es su fiesta y nada tiene que ver con los yanquis, los dulces y los trucos. Ella ha logrado sintetizar todas las religiones y culturas en una: la suya.  

 Sofía Lezcano

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