Lo primero que hizo fue
estudiar abogacía, siempre en la búsqueda de “lo que hace mover al mundo”
Claudia se inclinó a la espiritualidad. Para ella fue difícil asumir el
don que la vida le dio, desde los once años que lo siente.
Escritora, poeta y
cantante, se refugia en la música y los libros. Viajante apasionada, madre de
dos hijos y divorciada; a los cincuenta y pico todavía hace rituales, magia
blanca, roja y verde, tira 5 tipos de tarot, lee la borra del café, no cree en
el reiki y sostiene que estamos encaminados a un nuevo orden mundial.
No solo canta, enseña y
toca la guitarra, sino que escribe libros de poesía bajo seudónimos. Nada
vinculado a su profesión, ella es parapsicóloga y asegura ser una bruja.
Se considera la mejor de la
ciudad y por eso cobra. Aunque cuando se trata de enfermedades no quiere ni un
centavo. Se para del lado de la luz pero conoce muy bien la magia negra, sus
trabajos cotidianos para desengualichar a las personas los realiza con manzanas
y velas, siempre que predomine el amor. Pasar los límites del amor eso es magia
negra.
Claudia vivió en Brasil y
Cuba allí aprendió rituales playeros y pasó los excesos, alucinó acompañada
hasta llegar a otra realidad. Probó los hongos más exóticos del mundo. Drogas,
alcohol y todo vale. No le tiene miedo a casi nada, solo a ella.
Además de buscar qué es lo
que mueve al mundo sigue buscando que su heredero se dé cuenta o asuma los
poderes que le tocaron. Ella sigue construyendo su árbol genealógico para encontrar
el nudo de la herencia, a los cuarenta y cinco años se enteró que era adoptada
y siempre sintió ser la preferida del círculo más íntimo. Aunque bien negrita y
turca en una familia de predominio blanco y rasgos españoles disfrutó a más no
poder de toda su vida.
Sale corriendo de su casa
ante cualquier llamado, es la guía espiritual de muchos platenses. Vive las
veinticuatro horas para esto, siente que su obligación es llevar ayuda espiritual
a quien lo necesite. Hace un tiempo su guía espiritual, aquella mujer norteña
que le tiraba las cartas murió. Ni loca iría a un guía platense, aunque reconoce
que muere por conocer a Manuel de Gorina. En su casa habita la paz, el silencio
y la buena vibra, su habitación es un mundo paralelo y allí convive el caos, el
desorden y la música.
Claudia creé demasiado en
la Ley de la Atracción. Está convencida, cada vez que ella y su heredero piensan
algo se cumple, entonces siempre intenta tener pensamientos positivos que sean
capaces de atraer solamente buenas energías. El límite sigue siendo el bien y
el mal.
Claudia celebra todos los
años halloween porque es su fiesta y nada tiene que ver con los yanquis, los
dulces y los trucos. Ella ha logrado sintetizar todas las religiones y culturas
en una: la suya.
Sofía Lezcano
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