Al
bajar del taxi luego de muchas vueltas por calles recónditas de la ciudad de La
Plata, con un hermoso día que acompañaba nuestro transitar. Llegamos a una casa
pequeña con unas rejas chicas que dividen el paredón de la vereda que da a la calle.
Ubicada en 25 entre 42 y 43 allí nos esperaba Claudia, una de las curanderas
más conocidas de la ciudad La Plata, señora de unos 55 años con un pelo castaño
rojizo, quien abrió las puertas de su hogar para que nos adentremos en su
conocimiento
–“…Pasen
chicos sin miedo…” se sonríe pícaramente.
Al
ingresar al living se observan las paredes cascadas, rastros de antigua
pintura y en ella cuadros viejos y gastados, con muchas fotos
antiguas además de numerosas figuras de estatuillas. Nos sentamos en unos
pequeños sillones que ella misma había preparado para la entrevista. Veladores
encendidos y puertas cerradas para recibirnos claramente cuidando la privacidad
de su hogar, una ventana abierta dejaba oír los autos y el sonido de la calle
mientras una leve brisa hacia golpear la ventana contra la pared, el ambiente
se cargaba de energía con el pasar de los minutos se podía sentir la
ansiedad por comenzar a preguntar.
Allí
luego de dejar los grabadores en una mesita al lado de las cartas del
tarot se dispone a dar comienzo la charla
Una
conversación agradable, como si se tratara de personas que se conocieran hace
mucho tiempo, con risas y un clima distendido que duro unos 40 minutos. Y que
brindo más que una explicación. Aseguro -“…si soy una bruja jaja…” los
rostros de impresión y sorpresa en mis compañeros eran una postal.
Claudia
tenía un don poco conocido, como hobbies escribía.
-“…mis
escritos poco tienen que ver con lo que yo practico…” las caras de
admiración en nuestros rostros se seguían haciendo más y más grandes.
Al
preguntar de algún caso en particular que hubiera llamado su atención, se
refirió a un intento de suicidio de una menor en el cual ella tuvo que
intervenir
–“…el
suicida no avisa, lo hace pero por si acaso tome recaudos y salí corriendo al
lugar…” así se expreso Claudia en un caso muy específico, uno de los tantos
que llegan hasta sus manos.
Al
finalizar una extensa charla, solicitamos autorización para tomar algunas
fotos. Claudia accedió mientras ella, se fumaba un pucho, volvió a sorprender
con una actitud cordial al desaparecer por unos segundos e irse hacia un cuarto
trasero. Al regresar traía entre sus manos, velas de colores y su cámara
fotográfica con la que nos retrato
“…para
tenerlos de recuerdos chicos..,. ” menciona mientras da el mágico apretón.
En
el living de la casa antigua había finalizado una instructiva entrevista, luego
de despedirnos volvimos a tomar contacto con lo cotidiano de la realidad.
Gonzalo
Apaulaz
Esta re bueno!! Te felicito
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