Después de varios intentos
fallidos conseguí la entrevista con Margarita, una “bruja” que asegura haber
visto diez días antes de la muerte de que Néstor Kirchner que él iba a
morir.
Margarita además de ser
vidente, es tarotista, práctica la aromaterapia, el reikie, terapias con
piedras y lee las manos. Es muy dispersa y charla de lo que sea. Su deseo de
niña era ser monja franciscana, quiso ser abogada y madre pero la vida le jugó
una mala pasada. Pasa sus días en la soledad de su pequeño departamento en las
afueras de La Plata y cumple años la noche de brujas.
¿Cómo empezó todo esto que
haces?
Desde niñita fui la
diferente de la familia, siempre terminaba siendo la mala. Tengo antecedentes
en mis familiares por vía materna. Mi abuelo era arriero, viajaba desde
Lavalle, General Madariaga hasta Chile. Cuenta mi mamá que él sabía curar a sus
compañeros, hasta amputaba dedos. Les enseñaba las celebraciones de Semana
Santa, Navidad, ayudaban a los necesitados a pesar de que ellos vivían en un
puesto de una estancia en General Lavalle. Cuando ella tenía siete años mi
abuelo le dijo que si querían aprender a leer y escribir (como él viajaba no
les podía enseñar) se tenían que ir a otro lugar. Mi mamá dijo que sí. En 1912
se vinieron a Ensenada, en una travesía que fue en caballo, tren, dirigencia y
tranvía. Siempre fui muy religiosa, somos Católicos Apostólicos Romanos,
yo quería ser monja franciscana. No tenía mucha ropa, siempre usé el color marrón,
incluso ahora no tengo mucha ropa, yo creo que fui María Antonieta. –Se
ríe.
A los diez años me operaron
de una peritonitis con perforación de intestino, ahí fue la primera vez que vi
que algo. Pude ver un túnel iluminado por luz de neón, todo cubierto por esa
luz, al fondo una luz tremenda y no eran los focos del quirófano y escuchaba
campanas. –Hace el sonido de las campanas y busca complicidad.
¿Cómo vivís la religión?
Siempre muy abocada, no
tanto a vivir la religión, sino a estudiar, a leer la biblia por conocimiento.
Para leer sobretodo el antiguo testamento, las locaciones, las dislocaciones.
Empecé a estudiar mucho. –Se para y me trae su dorada Biblia
Sagrada, puesta en una caja de madera empapada en polvo. Al lado de su casa hay
una construcción.
Yo ya estaba casada cuando
empezamos a jugar a la “copita” y ahí empecé. Todos me decían “ay Margarita,
vamos a preguntar”. Siempre me contestaba, me usaban mucho para preguntar. Con
esas pequeñas cosas yo empecé a quedarme helada. Las primeras personas que
atendí fueron amigos de mi cuñada que murió a los 33 años, ella estaba muy
enferma. Venían a verla y ella se lucía diciendo “mira lo que hace mi cuñada”.
Y así empecé. Ahí ya tenía unos treinta años.
¿Cómo es el tema de la
videncia?
En general son
presentimientos, por ejemplo una vez mi hermana vino a visitarme y estaba
comiendo una galletita con mermelada y se manchó la camisa, ahí le dije “vos
estas embarazada y es una nena”, ella me dijo que era imposible. Ahora tenemos
a Marina dando vueltas. Cuando fue la guerra de los siete días, allá por el
sesenta y seis, sesenta y siete, yo me desperté muy temprano, estaba muy
ansiosa. Me fui tipo seis a lo de mi suegro a tomar mates, ese día tenía mucho
miedo. No sabía si era algo que me iba a pasar a mí, a mi familia, a pasar en
la ciudad, en el país o en el mundo, pero sí sabía que era algo que iba a ser
muy feo, que iba a dejar muchas lágrimas, mucho llanto. Y al rato no enteramos
que había empezado una guerra.
¿Vos estudiaste?
Hice muchos cursos, en
algunas escuelas me enseñaron mucho. Hay una selección, una casta espiritual.
Aunque debo confesar que yo quería ser abogada, pero en la escuela en la que
estudié sólo me habilitaba para ir a la Facultad de Ciencias Económicas,
pero a mí no me gustó mucho. Fui casi dos años, pero no era lo mío. Ahora
lectura, historia, filosofía sí. Y no pude estudiar porque tenía que pagar
profesores para dar las equivalencias y mis padres no tenían dinero. Estudié
aromaterapia, gemoterapia, psicoterapia, que es más allá del conocimiento, de
la lógica. Después también estudié reikie que es un tipo de sanación, es
transmisión de la energía cósmica universal a través del amor a Dios, yo no
toco a nadie, se hace sobre los chacras por ejemplo en el tercer ojo o del conocimiento,
el chacra de yo me amo y el chacra de yo amo, también voy preguntando qué ven,
que colores, si se modifican y si hay emociones. Hay colores específicos para
cada cosa. Ahí siempre voy viendo. Además trabajo mucho con las velas. La
aromaterapia son las esencias que van abriendo los chacras y los canales.
Nosotros somos materia, alma y energía. La energía hace que vos vibres, que te
vean, es el aura. Yo le paso energía cósmica universal a la gente, siempre es
positiva. Yo siempre le pido ayuda al Sagrado Corazón.
¿Sanas a las personas que
vienen a verte?
Yo atiendo a gente enferma,
pero no hago sanación. Lo que hago es pedir sanación a través de velas, de luz
que iluminó. Yo no lo hago, tengo para cada cosa un Santo.
¿Me contas más sobre la
videncia?
Cuando viene la gente, yo
escribo el nombre. Y ahí veo. A veces con mis amigas videntes, nos juntamos y
nos ponemos a meditar con un solo objetivo y pedimos por alguien. Después cada
una dice lo que sintió, lo vio y ahí vemos como seguimos.
La videncia es ver las
cosas, o percibirlas en tu cuerpo. Son sensaciones que están afuera, que vienen
del otro. Porque se siente todo. Cuando pasan cosas feas empiezo a
descomponerme, y ahí nomás les pido a los Santos que ayuden a la persona y que
me protejan a mí, porque pierdo energía. Para hacer reikie siempre tengo que
pedir permiso, hay veces que la energía rebota y me vuelve a mí. Ahí se torna
imposible.
No creo en los muñecos, en
las cosas malas, lo único que sé que puede hacer daño es la envidia, o la
ojeadura. Un nene se puede llegar a morir por una ojeadura.
¿Tenes alguna experiencia
que quieras contar y que la recuerdes por algo especial?
Sí. ¿Te acordas cuando murió
Nestor Kirchner? El día que él estaba en el estadio, en un acto que hicieron
junto a Cristina, yo estaba mirándolo en vivo con mi hermana. Estábamos
comentando sobre la cantidad de gente, cuando ella termina de comentarme le
digo que veía a Néstor muy desganado y sin brillo. Vi que le faltaba aura en su
cuerpo, ahí mismo le dije “este se muere en menos de diez días”. Y así fue. Eso
fue una de las cosas más fuertes que me paso. Al igual que cuando se eligió al
Papa Francisco, yo ya sabía de antemano que iba a ser él.
Sofía Lezcano
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